
El aluminio es un metal muy ligero con un peso específico de 2,7 g/cm3, un tercio el peso del acero. Su resistencia puede adaptarse a la aplicación que se desee, modificando la composición de su aleación.
El aluminio genera de forma natural una capa de óxido que lo hace muy resistente a la corrosión. Los diferentes tipos de tratamiento de superficie pueden mejorar aún más esta propiedad. Resulta especialmente útil para aquellos productos que requieren de protección y conservación.

